A veces el talento va por delante del calendario. Álex Abrines siempre tuvo prisa. Siempre un paso antes. Y también ahora, cuando anuncia su retirada del baloncesto profesional a los 31 años, vuelve a adelantarse al tiempo que muchos creíamos aún suyo.
Recuerdo perfectamente su llegada a Málaga. Era un chaval tímido, acompañado de su padre —también exjugador— y su familia, y cargaba en la mochila algo más que ilusiones: traía consigo el sello de promesa firme del baloncesto español. Lo vimos crecer en la Axarquía, en nuestro recordado Clínicas Rincón Axarquía, cuando aún se entrenaba entre hombres siendo menor de edad. Le pedías una entrevista y te respondía con una sonrisa: “Es que soy menor”. Aquel adolescente imberbe que asomaba en el roster del equipo LEB en Torre del Mar ya dejaba destellos de algo especial. Tenía un tiro limpio, elegante, de esos que no se enseñan.
La progresión fue fulgurante. MVP del EuroBasket Sub-18 en 2011 con la selección española junior. Estaba llamado a ser importante en Unicaja, y cuando empezaba a asentarse en la ACB, dio la primera gran espantada: rumbo al FC Barcelona. Una decisión inesperada, como todas las que vendrían después. Luego, cuando muchos aún veían margen de madurez en Europa, cruzó el charco. A Oklahoma City Thunder. En tiempos donde comenzaban a prodigarse los jugadores españoles en la NBA, Abrines se sumó a la ola… antes de tiempo. Y como llegó, volvió. Otra vez al Barça, donde ha seguido siendo pieza valiosa, aunque las lesiones y las circunstancias personales marcaran etapas de altibajos. Hoy anuncia que cuelga las zapatillas. Lo hace con 31 años, en plenitud física para muchos, pero con la serenidad de quien sabe cerrar un ciclo. “El baloncesto seguirá siendo parte de mi vida, pero ahora es tiempo de estar con la familia y disfrutar de una nueva etapa”, dice en su comunicado. Y se le respeta.
Se va uno de los nuestros. Uno que creció fugazmente en nuestra comarca, en nuestras canchas. Uno que supo volar alto, aunque siempre lo hiciera antes de tiempo. Gracias, Álex. Por tanto y tan pronto. Suerte en lo que viene.
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